Los siguientes días fueron un poco de pelea interior intentando interiorizar el clima real de Noruega, lluvia, viento y nubes bajas. Lo primero que aprendimos es; dejar de seguir cuentas y post de viajes donde siempre luce el sol #hatefakeinstagramers, en Noruega llueve, y mucho, y es parte de su belleza pues es verde de norte a sur, lo tienes que asumir, solo así disfrutarás del camino.
Una de las carreteras de las nieves es la de Bjørgavegen que incluye el mirador de Stegastein. Las carreteras fuera de las nacionales o principales suelen ser muy estrechas, generalmente con ovejas tumbadas en las cunetas o esperándote en las paradas o miradores para ver que pueden sacar a modo de delicatessen, en mi caso fueron Golden Grahams.
De camino al visitamos la iglesia vikinga de Borgund.
Seguimos el camino para hacer la ferrata de Synshorn, ferrata que tuvimos que abortar pues al entrar a hacerla habían carteles de solo uso privado, de esto tienen que aprender los Noruegos, las ferratas suelen ser de libre acceso en casi todo el mundo. Con un poco de decepción continuamos hasta el corazón del Jotunheimen National Park donde buscamos un lugar en plena naturaleza para dormir y reponer fuerzas para el trekking exigente del siguiente día, la "arista de Bessegen".
Arista de Bessegen, 20 km, 933 metros de desnivel.
La arista en sí no lo es, es bastante ancha, eso sí, si hace viento como nos ocurrió a nosotros puede ser un plus adicional para que tenga un poco más de picante. Como vistas y como casi todo en Noruega es sencillamente espectacular, nosotros usamos la variante de "turista pobre" para evitar el pago de un ferri que suelen coger los noruegos que les deja en la base, al parecer la ruta es una de las más populares del país y lo vivimos en directo ya que era sábado y la parte final estaba con atasco como la famosa foto del escalón Hillary del everest.
Hasta llegar a la arista la soledad es brutal a la vez que bella mientras bordeas el lago Bessvatnet.
Ruta