No tiene mucha historia si lo haces como lo hicimos nosotros, desde el restaurante giratorio mas alto de Europa a 3500m donde te deja el teleférico y tren cremallera Alpin-express que se coge desde Saas-Fee tras el pertinente tributo al parking, cosa obligada en las zonas turísticas de alpes, de ahí a la cumbre sin problemas, unos 500m de desnivel sin apenas dificultades técnicas, salvo que bajes del teleférico y te eches a correr que entonces subes con la sensación de llevar un pedal que no te sostienes.
Felip y un servidor tomamos la delantera, teníamos ansia de montaña y no nos dimos cuenta que habíamos dejado demasiado atrás a Lucia que estuvo unas cuantas horas maldiciéndonos en silencio.
Se bordea la zona de seracs y se coge un hombro que en pocos minutos te deja en la arista cimera, que tras unos pocos metros acaba en la cumbre bastante afilada como casi todas las de los Alpes, en frente al vista era espectacular aunque se estaba empezando a enmarronar el día, el Cervino, el macizo del monte rosa y el cercano e impresionante Rimpfischhorn (horn= cuerno aunque también se usa para pico de forma piramidal) nos avisaban de que no todo iba a ser tan fácil, al rato llegó Pedro.
Lucia se había dado media vuelta casi tocando la arista cimera, impresionada por el cambio brusco de tiempo y la cogimos enseguida bajando todos juntos hasta la cueva que se ha excavado en el glaciar bajo el restaurante. Lo mejor, sin duda, la pequeña muestra de material alpino de época que nos hace admirar aún más las hazañas de los primeros alpinistas. Cogemos de nuevo el metro y el teleférico y nos vamos hacia los coches donde nos espera la familia. Llegando se pone a llover de lo lindo y no nos mojamos por los pelos.